Planta del mes 

MAYO

Toronjil, toronjil blanco, toronjil morado

Agastache mexicana

El toronjil es originario y endémico de México; está presente en climas cálidos y templados, entre el nivel del mar y hasta altitudes extremas como 3900 msnm, asociada a bosques tropicales caducifolios y perennifolio, bosques mesófilos de montaña, matorrales, bosque de encino y de pino-encino. Además de ser por excelencia una planta medicinal, también es aprovechada ampliamente como ornamental y melífera. 

El nombre genérico Agastache procede del latín agastum, “agradable” y de stachys, que deriva del griego y significa “espiga”. El epíteto genérico, mexicana, indica sencillamente que es de México.

El toronjil es una planta herbácea que alcanza de 40 a 60 cm, incluso más, de altura. Sus tallos son cuadrados. Sus hojas tienen forma de lanza (lanceoladas), con bordes dentados y con pequeños pelos por el envés. Desprenden un aroma similar al anís. Los bordes son aserrados y poseen vellos por el revés. Son hojas simples, pecioladas, alternas y opuestas en pares y de un verde grisáceo muy singular. Sus flores forman racimos semejantes a espigas en los extremos de los tallos. Estas pequeñas flores tienen forma tubular, de color rojo vivo, morado y blanco en ciertas variedades y sus frutos son color café. Al igual que muchas otras especies de la familia Lamiaceae, el toronjil es una planta aromática. Las flores resultan muy atrayentes para animales como las mariposas, escarabajos, colibríes, abejorros, abejas y otros insectos que se nutren de su néctar o polen. Una vez polinizadas, dan lugar a frutos y semillas pequeños, lisos y de color café. Muchas aves pequeñas, entre ellos los jilgueros, se alimentan de estas semillas.

El toronjil es amplia y frecuentemente utilizado en medicina herbolaria tradicional en todo México, ya sea sola o combinada con otras plantas, en té, cocimientos, emplastos, macerados, extractos alcohólicos, entre otras formas. Tiene efectos sobre el sistema nervioso, de ahí que se utilice contra el “mal de ojo” y “espanto” en los niños y los “nervios” y “sustos” en los adultos. También se le conocen propiedades para mitigar los efectos de la sarna y otras dermatitis atópicas o por contacto. En los pueblos originarios mixes, zapotecos y totonacos se utiliza para resolver “la mollera caída”, una serie de afectaciones en el cráneo por golpes, por cagar cosas muy pesadas o por deshidratación. También es usado contra trastornos digestivos y malestares estomacales.

Podrás conocer esta maravillosa y muy aromática planta en el jardín etnobiológico del Jardín Botánico Francisco Javier Clavijero.