MARZO
Salvia escarlata
Salvia wagneriana
La salvia escarlata es una herbácea perenne, a veces arbusto, ampliamente distribuida en zonas cálidas y húmedas de varios países de América Central y sureste de México, entre los 1200 y 2000 msnm.
Es una planta nativa de estas zonas, muy popular en la jardinería ornamental. Es utilizada junto con otras especies de plantas con colores diferentes dentro del grupo de las ornamentales que florecen en el invierno. Crece en suelos bien drenados y en sitios con exposición al sol y a las corrientes de aire. Aunque Salvia wagneriana es particularmente preferida entre las especies que florecen en el invierno, sin embargo, también es sensible a las heladas.
La salvia escarlata crece hasta 2.7 metros de alto y 1.2 de ancho; posee hojas verdes o amarillo verdosas, a veces con nervaduras rojizas muy conspicuas en el envés. Las flores nacen en racimos o panículas y van del color rojo brillante, al rosa y rosa pálido. Los tallos florales producen pequeñas brácteas diferentes a las hojas basales que, en algunas especies como en este caso, son muy llamativas por sus colores más intensos.
Las flores son alargadas y grandes, de 2.5 a 8 cm de largo, muy atractivas para insectos polinizadores y colibríes. La planta se propaga por semilla, pero es muy fácil propagarla utilizando tallos (estacas) de plantas jóvenes.
Varias especies de salvia, cuyo nombre deriva de la palabra latina salvere, que significa “salvar” o “curar”, son utilizadas en forma de té, infusiones, aceites esenciales e incluso baños, debido a que tienen propiedades medicinales. Algunas otras, como la salvia escarlata, son utilizadas además para crear coloridas cercas vivas o setos.
Conócela en el Jardín Botánico, al inicio de la sección del Jardín Etnobiológico, donde hay un majestuoso ejemplar en floración. Si tienes suerte, encontrarás a varios colibríes, sus más distinguidos visitantes.